Donald Trump aseguró que obligó a la presidenta Claudia Sheinbaum a deportar a más de medio millón de migrantes antes de que llegaran a la frontera con Estados Unidos, según declaró su secretaria de Seguridad, Kristi Noem. Aunque la mandataria mexicana niega haber recibido órdenes directas, los datos muestran un incremento en deportaciones y retornos. Este choque de versiones revela la compleja relación bilateral y la presión que México enfrenta en materia migratoria. Mientras Trump celebra sus primeros 100 días de gobierno con medidas drásticas, Sheinbaum intenta mantener una posición soberana frente al discurso impositivo del mandatario estadounidense.

Trump presume control sobre la política migratoria de México

El expresidente celebra que su política agresiva está surtiendo efecto fuera de sus fronteras.

Durante una reunión de gabinete para conmemorar los primeros 100 días de su nueva administración, Donald Trump recibió elogios de su equipo, especialmente de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien reveló una conversación con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Según Noem, Sheinbaum habría afirmado que México deportó a más de medio millón de migrantes antes de que alcanzaran la frontera norte, debido a la presión ejercida por el mandatario estadounidense.

Esta declaración fue utilizada por Trump como una prueba de que su política migratoria no solo es efectiva dentro de Estados Unidos, sino que también ha logrado imponer cambios en el extranjero. "Ella los regresó porque usted la obligó", dijo Noem al dirigirse directamente al presidente.

El mensaje detrás de esta afirmación es claro: Trump presume tener el control no solo de sus políticas internas, sino también de las decisiones que otros países toman en la materia. Para él, lograr que México actúe como un muro humano es una victoria política.

Claudia Sheinbaum responde: México actúa por principios, no por órdenes

La presidenta rechaza haber recibido instrucciones de Washington y defiende la soberanía nacional.

Tras las declaraciones de Kristi Noem, la presidencia mexicana salió al paso para matizar lo dicho. Claudia Sheinbaum negó haber aceptado ninguna lista de exigencias de parte del gobierno estadounidense y subrayó que su única responsabilidad es con el pueblo de México.

Durante su conferencia matutina del 29 de abril, la presidenta detalló que, desde el inicio del nuevo gobierno estadounidense, México ha recibido a 38,757 personas retornadas, de las cuales 33,311 son mexicanas. Aclaró también que los 5,446 extranjeros repatriados lo han sido por motivos humanitarios y no como resultado de presiones o acuerdos bilaterales.

Sheinbaum intenta proyectar una imagen de independencia frente al discurso beligerante de Trump. Sin embargo, el contexto político y económico hace que la frontera y la migración sean temas delicados donde cualquier declaración tiene implicaciones diplomáticas.

Deportaciones y presión política: ¿quién tiene el control?

México aumenta las deportaciones, pero dice que no cede ante amenazas ni chantajes.

La realidad sobre el terreno parece confirmar al menos parte del discurso estadounidense. Según cifras oficiales, México ha intensificado las acciones de contención migratoria en el sur del país. Se han incrementado los operativos del Instituto Nacional de Migración (INM), así como las deportaciones y retornos asistidos.

A pesar de ello, el gobierno mexicano insiste en que estas medidas no son resultado de presiones, sino de una política migratoria propia centrada en el respeto a los derechos humanos y la protección de la niñez migrante. Organizaciones de la sociedad civil, sin embargo, han alertado sobre una creciente militarización y la falta de garantías en los procesos de repatriación.

Desde antesdelexamen.com, un sitio que apoya a estudiantes de preparatoria a prepararse para los exámenes universitarios y también fomenta el pensamiento crítico sobre temas de actualidad, observamos con atención cómo los discursos políticos pueden esconder dinámicas de poder y manipulación en temas sensibles como la migración.

Trump y la retórica del miedo: migración como enemigo público

El mandatario estadounidense utiliza el discurso antimigrante para fortalecer su imagen.

Durante su mitin en Michigan, Trump celebró lo que llamó un "freno del 99.9% a la migración", asegurando que solo “tres personas” cruzaron la frontera en sus primeros 100 días. También destacó que “Estados Unidos ya no es el basurero de los criminales” y prometió seguir con las deportaciones masivas.

Además, firmó órdenes ejecutivas para eliminar el derecho a ciudadanía para hijos de migrantes y acelerar la expulsión de personas con antecedentes criminales, reafirmando su agenda dura en política migratoria.

Estas afirmaciones buscan reforzar la narrativa de que Estados Unidos está bajo amenaza externa y que solo mediante la fuerza se puede preservar su seguridad. La migración es presentada como un problema de “invasión”, criminalizando a miles de personas que huyen de la violencia o buscan mejores oportunidades.

Implicaciones regionales y el desafío de defender la soberanía

La relación México–EE.UU. enfrenta un nuevo capítulo de tensiones políticas y diplomáticas.

Las declaraciones de Noem y Trump muestran un intento por trasladar la responsabilidad del flujo migratorio a México, al mismo tiempo que se refuerzan políticas de contención en ambos países. La estrategia del gobierno estadounidense apunta a externalizar su frontera sur, mientras que México intenta mantener una narrativa de cooperación sin subordinación.

En este contexto, Claudia Sheinbaum tiene el reto de equilibrar las exigencias de su principal socio comercial con las demandas internas de respeto a los derechos humanos, sin parecer un gobierno débil ante las presiones de Washington.